martes, 10 de octubre de 2017

Desde el mar.

Es un poema que sigue la estela de los anteriores. Sin embargo, este poema ha sido escrito a lo largo de septiembre y octubre. Sin más presentación, pues ya es lo suficientemente extenso, disfruten de su lectura.

Desde el mar (Poema dodecasílabo).

Lo que ocurre, ocurre y le coges encanto.
Hasta el más de los dolorosos quebrantos
al final pasa. Y no, no era para tanto.
Siempre dos sonrisas por una de llantos.

En tu vida como en la mía: ni santos
ni diablos que te oculten con grises mantos.
La osadía del que sabe, mas no cuánto
tiene que amar para al dolor darle espanto.

No dispongo la duración de un lamento,
ni las estrellas caen del firmamento
el día que quieres de modo más lento.
Adoro el vuelo, aunque sea turbulento.

Pude prometerle ser feliz a cientos,
pero sólo seré feliz si lo intento.
No me cambiaréis mi fuerza o mi talento
por vuestra falsa sonrisa o viejos cuentos.

Si sueñas con gozar finales felices,
sufrirás un presente con cicatrices.
Ojalá tu ayer sea como tú dices.
Protejo mi hoy afilando vetustos lápices

para mis necesarios cuadernos cómplices
de todas esas calmas y aquellos vórtices.
Cuida con fervor a todos los artífices
que te hacen elevarte al cielo sin hélices.

Desde el mar visualizo lejanas tardes
que pasaba con una actitud cobarde.
Ahora no temo el fuego ni lo que arde.
Vivo mi tiempo y lo muestro con alarde.

Retomar caminos, distintos acordes
y destinos, que residen en el borde
del abismo de pensamientos discordes,
que andan en esta mente misericorde.

Las miradas acompañan risas serias,
por el ‘no querer perder’ tampoco arriesgas.
Vista perdida a pesar de las Perseidas.
Acabar ganando, aunque tú no lo quieras.

Odio el juego de disfrazarse, las huidas;
amo la verdad, ser parte de otras vidas.
Compromiso es Miedo, pero con otro alias.
Lo doy todo, no me falta ni las gracias.

Subir y bajar; disfrutar el presente.
Algo que controlo, no como esa gente.
Saludar y despedirse; es recurrente.
Algo que controlo, soy clarividente.

Colecciono los momentos en mi mente
para cuando uno de los dos esté ausente.
No huyas; no soy demasiado exigente
y ser feliz para mí ya es suficiente.