domingo, 31 de julio de 2016

Charlatanería.

Asumí derrotas y victorias que no fueron mías. Me alejé de finales por desconocer lo que porfían. Esperé con inmensa tranquilidad, sin prisas ni vaciles, sin dudas. Con una brisa que calma un llanto tan oscuro como la noche. Supe que los cuentos, cuentos son, empero, ¿hay algo de verdad en ellos? ¿Son o no sueños de quienes los escribieron con tan esfuerzo? Quizá vidas anheladas, ¿quién sabe? Los cuentos narran deseos o displicencias, y es que, finalmente, la escala de grises, de la que la mayoría alardea, acaba en negro o en blanco; ya decían algunos eruditos que lo justo se encuentra en la mitad, sin embargo, la justicia carece de punto medio.

Y así, encuéntrome en sociedad, todo cuanto ves y oyes es discutible, hasta el aire que respiras podría serlo, ¿quién te asegura que, en los tiempos venideros, su precio sea el de ahora? Otrora, nadie presentía que lo que bebes, por necesidad, iba a ser tan caro. Todo ha cambiado, a una pareja de hombres ahora lo llaman raro. En épocas anteriores el placer no iba de la mano de la procreación, actualmente el placer es tabú y la reproducción constantemente se aleja de lo placentero. Gustos como colores, pero siempre hay opiniones que son ofensivas, salvaguardadas en la libertad de expresión. Pero, ¿qué es expresión?

Camino en mares de números y letras, álgebra y lingüística abarcan todo lo abarcable. Mentiras y verdades completan la historia de la humanidad, que ha llegado a su final. Todo cambio es catastrófico, países pendientes de porcentajes y números desconocidos, de una bolsa no tangible, de una pantalla que se alza como una muralla y la información queda callada cuando ésta se enciende. Apagamos la razón para conectarnos a un mundo superior, la ignorancia nos aporta ventura y dicha. Bradbury nos ilustró quemando libros que creaban tensión, nosotros creamos libros que liberan tensión.

Y la violencia en la calle provoca flash por doquier, entre tanto discutimos si permitimos Pokemón, SnapChat, What’s app o filtros para Instagram. El ocio es un mal necesario que, visto como enemigo, se vuelve contrario. La desgracia no es culpa del inmóvil, aunque su actitud sea una derrota para el inquieto, por ende, no acuses al compañero que no va a luchar, mira en lo más recóndito de tu ser y acúsate de todo aquello que haces sin querer. Aprende a jugar y a pensar, pues no dejes que el juego aprenda de ti y que tus pensamientos se inunden o acabarás por gritar “Sálvame”.

viernes, 8 de julio de 2016

¿Éxito o fortuna?

Esta charla tan acertada como acelerada de Alain de Botton trata la evolución de nuestra sociedad. Hemos conseguido mejoras alucinantes y, sin embargo, aumentamos nuestros problemas en el campo emocional. La ansiedad y el estrés cada vez es más común y es más dañina.

No obstante, lo que me parece más importante es su reflexión acerca de los conceptos de éxito y fracaso. Hemos perdido la costumbre -además de la que él indica- la de considerar a la providencia culpable de lo fortuito que nos rodea. El mensaje del esfuerzo, del rendimiento, del “tú controlas tu propia vida” ha calado a tal punto que la meritocracia, como dice él, es aceptada seas de izquierdas o derechas, es hegemónica. Es en este punto donde más me interesa esta charla. ¿El éxito o el fracaso es debido a nuestros esfuerzos?  ¿O es parte de nuestra suerte? Seamos coherentes, si posicionamos el éxito de una persona en él, tenemos que, por ende, posicionar el fracaso de otra persona (o incluso de la misma en otro ámbito) en sí misma.

Estos mensajes sobre el esfuerzo (que es ilimitado), sobre el rendimiento, sobre el control de tu futuro, que yacen ocultos en nuestras actitudes, son transmitidas de generación en generación. Creo que ya estamos en el punto, dado los datos altísimos niveles de suicidios que encontramos en las sociedades más avanzadas, de cuestionar si, como Alain de Botton afirma, los mensajes positivistas son frustrantes para una sociedad en competición. Además, hay que recalcar, mensajes positivistas que poco se acercan a la realidad, ¿o sí?

La charla es de 15 minutos. Tendrás que poner los subtítulos si no sabes inglés, justo al lado del nombre de la charla aparece, hay subtítulos para una multitud de idiomas, ¡no te quedes sin verla!