En la semana de la poesía
os dejo una canción compuesta por doce “tercetos” y dos “cuadernas vías.” ¡Disfrútenla!
Somniāre.
Soñé junto a las estrellas y
a ti,
que yo estando despierto en una cuna,
soñé mecido por un mar
sinfín.
Soñé con el reflejo de las dudas
que me hablaron, pero no las
sentí.
Soñé ser propio dueño de la bruma
de tus dos labios de color
carmín.
¡Soñé acariciarte con una pluma
en un parque con un solo
jazmín!
Soñé como nadie, esa
es nuestra esencia
y llorando vi el final de un bemol,
soñé que era tuyo y
mío, en Venecia.
Lo nuestro es del mundo, no es español,
soñé que ya nadie,
nadie lo aprecia
por eso lo guardé todo en formol.
Soñé controlarlo con
coherencia
pero se disipó entero el control.
Soñé que era culpa
de esas influencias.
Soñé ganar la partida por inteligencia
y no tener que pedir nunca jamás clemencia.
Soñé que fuera verdad mi sueño sin ausencias
sin cambios, idéntico, ninguna diferencia.
Soñé varias tardes que estos sueños sueños son
y nunca serán verdad por falta de razón.
Soñé que te gustaría tanto esta canción
que con un
beso sentiría tu corazón.
Soñé mentiras, falacias,
verdades
por desgracia tan colmadas de miedo.
Soñé estar acompañado por
Hades
sin ti, pero sí con un nuevo credo.
Soñé destruir grandes
debilidades
y que no me dejabas para luego.
Soñé también con tantas
necedades
que hacen difícil entender a mi ego.
Soñé jugar tanto a estas
edades...
Soñé besos colmados de pasión
que venían de labios
diferentes,
soñé que no calmaba la tensión.
Soñé: éramos pequeños
delincuentes
que no están en la misma dirección.
Soñé que yo no era
suficiente
pero sí merecía explicación.
Soñé con un adiós tan
inocente
que no creí y volví a tu habitación.
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