viernes, 22 de mayo de 2020

Memorias de un interino: capítulo 1.


Hoy voy a publicar mi segundo post de <<Memorias de un interino>>, la nueva sección de este blog, visita el Capítulo cero para saber de qué va esto.
Foto propia.
Capítulo uno.
Después de esos dos cursos (2016-2017 y 2017-2018) en el dique seco, vuelve la fiesta y parece que se queda. Curso 2018-2019.
Recuerdo a finales de enero de 2019, estando en la provincia de Cádiz, como la directora del centro en cuestión, justo después de una acalorada riña a un alumno durante un recreo, se nos acercó a mi compañera de sexto y a mí, que era tutor de quinto, para explicarnos que en nuestra clase en ese curso no iba a repetir nadie. Y así, por primera vez, me di cuenta como era la política educativa.
No es nada que se haga desde los despachos y los maestros lleven a cabo, si no es algo que se hace, de manera irremediable, con la finalidad de pasar otro día más. Calmados. La ausencia de problemas, en este caso, evitar complicaciones al que viniera detrás y seguir adelante. Sin atender a los criterios de repetición de curso o de si eso es una medida pedagógica útil, que eso es otro debate. Lo interesante de esto es como la directora desde su despacho, con la presión de la administración, te puede gestionar el aula de 25 alumnos a su merced, tanto es así que, a un alumno propuesto por mi compañera de sexto para repetir, le aprobarían inglés para que pudiera pasar de curso. Literalmente. Dicha propuesta recomendada desde la directora, por supuesto. Y todo esto gestionado y hablado durante dos minutos en un recreo. Luego dicen que las cosas de palacio van despacio.
Días después, en ese mismo colegio, se fraguó 'La vacante más corta de la historia'. En resumen, yo iba a cubrir un embarazo hasta final de curso, pero ella también era interina. Así que, ni corto ni perezoso, el tribunal médico dio de alta a la titular de la plaza y nos mandó de un salto a los dos interinos a nuestra casa y a la titular a la clase. Tan inaudito como inesperado. Para ver el efecto de esta decisión administrativa (no sanitaria, ni académica), nos podemos fijar en lo que le ocurrió la interina que estaba de baja por embarazo, a la cual cubría yo, pues ella también tuvo que aceptar un alta voluntaria, para, posteriormente, entregar una nueva baja al siguiente colegio el primer día que le fuese otorgado. Alargando la sustitución en cuestión. Burocracia. Por mi parte, aún sigo esperando cobrar esos 45 minutos que nadie sabía que estaba ocurriendo, pero yo estaba en clase.

La despedida fue un tanto amarga, puesto que tuvo que hacerse en 10 minutos. No obstante, mi varapalo no es justificable al que sufrieron esos alumnos de quinto: la cuarta tutora en seis meses. Llegarían a tener cinco, pues tres días después la titular volvió a darse de baja. Esto es lo que ocurre cuando las altas se ejecutan por carta. Al fin y al cabo, luego con cuatro velas y dos clases de malfulness nos las damos todos de educación emocional, con lo fácil que sería tener en cuenta que los alumnos también son personas.
Hasta aquí el Capítulo uno de <<Memorias de un interino>>. Espero que esto acerque a la profesión docente y evoque más empatía. Se conozca la figura del interino, que, por cierto, para serlo pasamos exactamente las mismas pruebas que un funcionario en carrera. Siendo sincero, esto también lo hago para mí: para que no se me olvide de lo que es ser interino.

P.D. Soy un defensor de la escuela pública de todos y para todos. Me he encontrado profesionales auténticos en todas estas aventuras. Sin duda, creo que el funcionamiento de la escuela pública es casi excelente. Sin embargo, lo que reclamo con estos post es una visión social más positiva de los maestros y sobre todo más empatía con el maestro interino.

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