Nadie.
“Cuando paguemos el oxígeno que respiramos mediante un
impuesto durante tres generaciones con la excusa de que hay que tratarlo porque
está demasiado contaminado; a la cuarta generación será imposible convencerla
de que el oxígeno debe ser gratis. Y que una vez lo fue.”
Foto propia. |
Mentiras
repetidas que vacían toda coherencia de tus acciones. Verdades a medias que
terminan por crear colapsos en tus decisiones. Ajetreos, prisas y titubeos
llenan el mundo superficial en el que vivimos.
¿Qué hay de real
si todo es pensamiento? ¿Por qué te sientes vació a pesar de todo lo que
tienes? Vagar por la mente mientras sientes que las horas pasan. Pasan y pasan.
El tiempo no es nuestro, aunque nosotros lo hemos creado. No nos pertenece ni
el ayer ni el mañana, ni el hoy. Buscas controlarlo, pero, al final, te
alcanza. ¿Quién marca la hora? ¿Quién marca el calendario? Preguntas sin
respuesta que te llevan a más preguntas. Respuestas que exaltan su ausencia por
más ahínco que pongas en su búsqueda. Tan perdidas como esas niñas que aparecen
cada ‘x’ meses. En la tele. Y nos entretienen, hasta que una nueva vuelve a
desaparecer… o aparecer.
Si los actos
condenan a los que los cometen, la indiferencia nos mata a todos. Nos catapulta
lejos del sosiego. La importancia está en el lugar, no el cómo. Tu posición en
agua de nadie, donde nadie te insulta, donde nadie te aplaude, donde nadie
mira, es en esa posición donde reside Nadie.
¿Ese eres tú? Alejarse del que discute y acercarse al que asiente. Los momentos
incómodos dejaron de existir, el placer prima por encima del riesgo. Mentir ya
es un disfrute para el que miente. Vivimos más pendientes de indicar al vecino
que seguir nuestro camino.
Miradas
cómplices en lugares hostiles para mentes indóciles. Escritos que suenan
como vientos enamorados. Palabras que se inscriben en la mente. Designios que
mecen la armonía, desmereciendo explicaciones. ¿Qué espero?
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