jueves, 23 de junio de 2016

Nombres propios.

Quizá sea mi mejor poema o el más sentido, a buen seguro al que más dificultad le he añadido.

Cada estrofa aumenta una silaba con respecto de la anterior, teniendo en total 11 estrofas, la primera estrofa eneasílaba (9 sílabas) hasta llegar a la última, eneadecasílaba (19 sílabas).

Nombres propios.

Su vida ha sido un constante huir,
ellos ya tenían bagaje.
Que se lo digan a Samir:
sin familia se tuvo que ir,
él tan solo con su equipaje.

Bien caro sería su peaje.
Zenobia vio la muerte en el mar,
otros en vallas buscan saltar,
Ben no podrá ver su aprendizaje.

"Papa, yo no navego” - Le dijo Hala.
Mazen le aseguró una mejor vida.
Mazen clamó al cielo, lanzó su "ojalá".
El mar egeo: testigo de su huida.

Naim se acostaba pensando en la Eurozona,
su lema lleva palabras que atesoran.
Aquí, donde ponen rejas a las olas.
Aquí fabrican minas antipersona.

Olvidamos el llanto de niños y padres,
que las hijas van a regazos de sus madres,
cual flor con sus raíces, siempre inseparable.
Olvidamos lo que aguantan, ¡inaguantable!

Los refugiados tienen la tierra prohibida,
su cielo artificialmente cubierto de fuego,
el mar, un precipicio, como única salida:
"Navegar y ya veremos qué nos pasa luego."

Muchos lo intentan a nado cuando el barco naufraga.
El miedo no se pierde, si caes el mar te traga.
Ninguno se atreve a preguntar por el oleaje.
Avisados están de que hay que partir con coraje.

Allí quieto estaba Ahmad, viendo la sangre derramada.
No querían venir. Nain vio la violación de su hermana.
Selda sufrió una fuerte explosión que le robó su cara.
Salir de allí, el fuego quemaba, sus casas destrozadas.

Tan solo miedo, dolor y daño: una infame pesadilla
que provoca que tu cuerpo afligido se hinque de rodillas.
Han quedado grabados muchos nombres que ahora nos chillan:
Aylan Kurdi, eres y serás por siempre el niño de la orilla.

Soñaban con Europa, pero nunca una Europa genocida.
Les llaman refugiados, pero son mal-tratados como presos:
Nahum y Khaled, ¿por qué tantos siguen retenidos en Lesbos?
Su único delito: huir de una pesadilla que no deja restos.

Ya no piden paz, solo piden que su corazón siga latiendo,
pero todo lo que les rodea se convierte en un gran infierno.
Talid, Gamir, Hatim también quieren dormir escuchando sus cuentos.
¿Y qué cuentos van a escuchar? Si ni siquiera tienen alimentos.

4 comentarios:

  1. Es real, tan cruel y desgarrador que al leerlo la realidad duele aún con más fuerza. Muchas gracias por compartirlo. Es increíble.

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  2. Uufff... decir que me gusta me da vergüenza, nunca debería de existir este poema porque nunca debería de existir esa sociedad, esa pena, ese dolor... pero enhorabuena Álvaro, aún siendo tan doloroso lo has hecho bonito. Dar las gracias a "no sé" por haber nacido en España en esta época, no todo el mundo no ha tenido la misma suerte.

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  3. Cruda realidad,a la que queremos cerrar los ojos para hacer "como que no osa nada". ¿Este es el progreao?

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  4. Gracias a todas por comentar.

    Como decía, es el poema que más me ha costado hacer. La intención no es más que recordar que los refugiados, no son solo refugiados, son personas, con sus nombres propios.

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