miércoles, 15 de abril de 2020

Chocolatinas.


Un poema con una estructura peculiar. Exigió un gran esfuerzo construir este poema, fue un reto.
El miedo, la esperanza, todo convergen en un escaparate que mostramos al mundo. Todo endulzado con Chocolatinas

Chocolatinas.

La sociedad nos pierde entre esperas y paredes.
Los mensajes más largos son leídos en Tinder.
Las amistades ya se han perdido, ya no hay sedes
y los restos por miedo se han ido a esconder.

Los secretos ya no se guardan, solo se venden.
El placer corrompido por nuestra dejadez.
La paz la niegan los creadores del Edén
y el rey está sin poder como en el ajedrez.

El apocalipsis me promete que se va.
Los despistes no dejan ninguna alternativa.
El final se ha perdido sin copia de albarán
y la preocupación vive del que dirán.

Las despedidas tan solo fueron despedidas.
La maldad humana es la conciencia de la vida.
El olvido abraza mientras culpa a escondidas
y las gracias huyeron por no ser bendecidas.

El remedio de mí ya es demasiado dramático.
El nudo que deshiciste me hizo ver mi rumbo.
El cielo quiere ser visto: tú y yo o no me tumbo
y las estrellas no me hacen faltan, es automático.

La victoria cuando la derrota no está en juego.
La felicidad no cree en risas para luego.
Los días están llenos de costumbres y esperas
y las sonrisas duelen y no son duraderas.

El futuro para mí ya no será halagüeño.
El partido a partido o mejor el año a año.
Las ovejas demasiadas; yo can del rebaño
y el sistema insiste, mas solo ellas hacen daño.

Las lágrimas no son lo que cae, es lo que dejo.
La tristeza vista en ambos lados... del espejo.  
El miedo siempre cerca por más que yo me quejo
y la tranquilidad sigue siendo un mero reflejo.

Los celos se mantienen todavía en la esquina.
Las conversaciones tapadas con brillantinas.
Las mentiras son piadosas, tal dijo Sabina,
y el goce solo son vulgares chocolatinas.

La distancia crea poemas que te poseen.
La soledad trae viejos sentimientos agrios.
La vida con la edad se transforma en un calvario
y las quejas no me sirven, queréis el cien... ¡qué os den!

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