domingo, 31 de diciembre de 2017

2017

Convivo con llantos y una sociedad ignominiosa que no acepta los cambios de las cosas. Nos aferramos a las mariposas del ayer olvidándonos que fueron gusanos alguna vez. He aprendido que las decisiones no es solo escoger entre múltiples opciones, es acatar el ‘sino’ que los que te rodean han elegido. Amigos que pasan a ser conocidos, un “a ver si nos vemos” se convierte en “y lo que nosotros fuimos”. Quizá lo que queremos decir es que nos vemos… pero en fotos. Porque eso sí, por pantalla y teclado somos amigos de todos. Tú me sigues, yo te sigo. Vivimos entre ‘likes’ y ‘dislikes’, entre Coca Cola Zero y Pepsi Light, Adidas y Nike. No es ni bueno ni es malo, ni siquiera hables del destino ni de un Dios. ‘Dicotomizamos’ todo, pero, a veces, es, simplemente es.

Esta perorata que argumento prueba que no somos meros autómatas, que cambiamos con el paso de las horas y los días; que la rutina mata. Me alegra, me entristece, cambio. Nos modificamos. Amamos lo que antes odiábamos y viceversa. Luego somos causa de críticas que no cesan porque somos contradictorios en nuestras acciones. ¡Somos motores del cambio! Seres de un sistema aleatorio, impreciso. No lo impidas, no malgastes energía, el hecho de intentarlo sería una herejía.

Sin embargo, yo me siento inerme ante esta situación, vacío y falto de razón para decir todo esto. Sin ser una diatriba contra ti, contra él o contra ella; lo que digo es que la vida es bella por sanar y crear las heridas.

lunes, 4 de diciembre de 2017

Sentimientos patológicos.

Hoy publico un escrito que empecé en el 2014, lo he rescatado y he decidido guardarlo en blog, con otros tantos.

A veces nos encontramos con sentimientos que no entendemos, lo peor de ellos es que se multiplican cuando no les damos importancia. Suelo definirlos como sentimientos patológicos.

Odio sentarme y no tocar el suelo, levantarme y no alzar el vuelo, no controlar mi ego, dejar las cosas para luego, vivir en un mundo ya montando cual ‘Lego’. Odio que buenos pensamientos duren un destello, que intenten tomarme el pelo, que el blanco no sea tratado igual que el negro, discutir sin criterio y no llegar a un acuerdo, que mande el dinero.

Odio que sea más fácil odiar que decir ‘te quiero’, no sentir apego por la patria y sí por apreciar lo que es bello. Odio al fuego, que es capaz de quemar esto y aquello; al agua, por ser capaz de ahogar cualquier ruego; al viento, por derrumbar los hogares de los plebeyos; y odio a la arena por enturbiar al hielo.

Odio a los bancos por poner el agua al cuello, al alcohólico de turno que causa un atropello, al hipócrita que no es sincero con su consuelo. Odio al comunista, que quiero lo que no es suyo; al capitalista, por poner precio al suelo. Odio a la historia y las leyes que nos miran con recelo por no creer en ellas y sí en el pueblo. Odio que te fastidien y no puedas poner un ‘pero’.

Odio la verdad y la mentira. Odio la vida convertida toda en ira porque las prioridades están por encima de los modales. Odio las verdades a medias, las sonrisas fingidas, las caras torcidas, el ceño fruncido, mentiras arrepentidas y los perdones que de nada han servido. Odio repetir patrones, que seamos catalogados por nuestros dones.

Odio que no me llames, pero odio que me hables, odio verte en la calle, pero no quiero que te escondas, odio todos esos adjetivos con los que adornas tus frases, odio a las personas que desaparecieron como flashes sin razón aparente. Odio que tengamos que ser consecuentes, ir de frente y estrellarme ante muros indiferentes.

Odio a la sociedad, que sacia su sed con alcohol para evadirse de la verdad. Odio que el sobrio sea el loco y el ebrio el cuerdo, que hace lo que todos. Odio cada día y cada noche, el ruido de los de coches, el silencio en los bosques. Odio saber que aún no me conoces, que un roce sea sinónimo de sexo o pelea. Odio al poseso que defiende al sistema, a la escuela que lo refuerza, odio la discoteca, los maniquís y viceversa.

jueves, 16 de noviembre de 2017

Filosofía de la Educación vs Empirismo.

Análisis crítico a
Este artículo nos muestra una postura que propuso Steven Pinker en la cual se defiende que la ciencia empírica es más valiosa que las disciplinas humanísticas para la investigación educativa. Pinker propone esto basándose en dos premisas:
1.      La realidad es inteligible.
2.      La adquisición de conocimiento es difícil y se necesita superar obstáculos y estimular al cerebro para conseguirla.
A estas dos razones hay que añadir que la posmodernidad, el oscurantismo, el relativismo y la corrección política actual, según Pinker, frena todo progreso de las humanidades.  Teniendo en cuenta lo anterior, nos encontramos con un debate sobre la posición y el papel tanto de la Filosofía de la Educación como el de la Investigación Empírica en la Educación.
Por un lado, los defensores del modelo científico, al considerar la educación como una relación de ayuda, como le ocurre a la medicina, buscan de la eficacia y la evidencia, investigando a través del método empírico. Por otro lado, bajo el paradigma de la postmodernidad, encontramos a los que apoyan un método menos normativo, que prioriza la complejidad, el contexto histórico y las relaciones de poder que podemos ver en educación.
De estas dos vertientes, en materia de política de la educación, la investigación empírica es la que más fondos, sin duda, está recibiendo, debido a la necesidad de reconocer los efectos del gasto que se realiza a través de investigaciones cuantitativas. Sin embargo, este tipo de pensamiento nos lleva a entender la educación como una empresa, que Hirtt (2003) lo define como un “valor de mercancía”, y no como un servicio del estado con el que, como dice Pérez Gómez (2012), “enseñar a personas cómo educarse, cómo construirse como sujetos autónomos singulares, utilizando las mejores herramientas que ofrece el saber acumulado por la humanidad”
En este sentido, Gil y Reyero con su artículo nos proponen varios argumentos en contra de esta supremacía de la investigación empírica sobre la filosofía de la educación.
Entre ellos, quiero destacar en el que habla sobre que la política educativa trata los fines educativos, que estos, sin duda, tienen un carácter filosófico e ideológico. Así, no puede entenderse los estudios empíricos, que se utilizan en política educativa, sin tener en cuenta la finalidad de los mismos, es decir, la ideología que hay detrás de dichas políticas. De hecho, las contribuciones de la filosofía, según Gil y Reyero, han tenido dos líneas dominantes:
1.      La clarificación de conceptos y corrientes ideológicas.
2.      La defensa de los valores que deben apoyar la política y las prácticas educativas.  
Toda política está justificada a través de una ideología compartida, pero no científica, y con influencia en la praxis de las personas.
En cuanto a la actividad educativa, los estudios empíricos resultan no determinantes porque están descontextualizados en comparación con los juicios prácticos, pues de manera empírica no es posible recoger los dilemas educativos en el que convergen demasiados elementos. De hecho, es tan compleja que no tiene unas reglas o secuencias que nos aseguren su éxito. Tal y como afirmó Robinson (2010) “(…) no se puede predecir el resultado del desarrollo humano; todo lo que puedes hacer es crear las condiciones necesarias, como un agricultor, donde ellos pueden florecer.” Es más, el hecho educativo alberga factores y distintos niveles de relación, a saber:
·         Los factores son las distintas variables genéticas y socioculturales que conforman al sujeto.
·         Los niveles son la incidencia o los efectos de la educación en distintas dimensiones:
o   Dimensión físico-biológica.
o   Dimensión psicológica y sociocultural.
o   Dimensión antropológica (espiritual, trascendente o de sentido).
Ante estos niveles, los estudios empíricos pueden tener cabida en los dos primeros. Sin embargo, en el tercer nivel estamos hablando de fines de la educación. Hay que tener en cuenta que, compartiendo la opinión de Dewey (1998), cuando hablamos de fines de la educación no debemos preocuparnos por encontrar una definición diferente que el propio proceso educativo, dado que la propia posibilidad de aprender es en sí mismo el objeto de la educación. De ahí que, si en el último nivel, que evidentemente impregna los otros dos niveles, la ciencia no puede darnos investigaciones significativas, pues es de carácter filosófico, realmente la investigación empírica no parece suficiente para comprender el hecho educativo y proponer mejoras al mismo, sino es teniendo en cuenta la carga filosófica de las propuestas. No obstante, podría pensarse que el pensamiento filosófico es necesario por la deficiencia del empirismo, lejos de esto, la filosofía de la educación se hace necesaria para dirigir el conocimiento hacia una mayor humanización y comprender las consecuencias del proceso educativo. 
Bibliografía.
Dewey, J. (1998). Democracia y educación. Madrid: Ediciones Morata.
Hirtt, N. (2003). Los nuevos amos de la escuela: el negocio de la enseñanza. Madrid: Editorial Digital.
Pérez Gómez, A. (2012). Educarse en la era digital. Madrid: Ediciones Morata.
Robinson, S. (2010). Sir Ken Robinson: ¡A iniciar la revolución del aprendizaje! Ted.com. Revisado 15 de abril de 2016: https://www.ted.com/talks/sir_ken_robinson_bring_on_the_revolution?language=es#t-13457

martes, 10 de octubre de 2017

Desde el mar.

Es un poema que sigue la estela de los anteriores. Sin embargo, este poema ha sido escrito a lo largo de septiembre y octubre. Sin más presentación, pues ya es lo suficientemente extenso, disfruten de su lectura.

Desde el mar (Poema dodecasílabo).

Lo que ocurre, ocurre y le coges encanto.
Hasta el más de los dolorosos quebrantos
al final pasa. Y no, no era para tanto.
Siempre dos sonrisas por una de llantos.

En tu vida como en la mía: ni santos
ni diablos que te oculten con grises mantos.
La osadía del que sabe, mas no cuánto
tiene que amar para al dolor darle espanto.

No dispongo la duración de un lamento,
ni las estrellas caen del firmamento
el día que quieres de modo más lento.
Adoro el vuelo, aunque sea turbulento.

Pude prometerle ser feliz a cientos,
pero sólo seré feliz si lo intento.
No me cambiaréis mi fuerza o mi talento
por vuestra falsa sonrisa o viejos cuentos.

Si sueñas con gozar finales felices,
sufrirás un presente con cicatrices.
Ojalá tu ayer sea como tú dices.
Protejo mi hoy afilando vetustos lápices

para mis necesarios cuadernos cómplices
de todas esas calmas y aquellos vórtices.
Cuida con fervor a todos los artífices
que te hacen elevarte al cielo sin hélices.

Desde el mar visualizo lejanas tardes
que pasaba con una actitud cobarde.
Ahora no temo el fuego ni lo que arde.
Vivo mi tiempo y lo muestro con alarde.

Retomar caminos, distintos acordes
y destinos, que residen en el borde
del abismo de pensamientos discordes,
que andan en esta mente misericorde.

Las miradas acompañan risas serias,
por el ‘no querer perder’ tampoco arriesgas.
Vista perdida a pesar de las Perseidas.
Acabar ganando, aunque tú no lo quieras.

Odio el juego de disfrazarse, las huidas;
amo la verdad, ser parte de otras vidas.
Compromiso es Miedo, pero con otro alias.
Lo doy todo, no me falta ni las gracias.

Subir y bajar; disfrutar el presente.
Algo que controlo, no como esa gente.
Saludar y despedirse; es recurrente.
Algo que controlo, soy clarividente.

Colecciono los momentos en mi mente
para cuando uno de los dos esté ausente.
No huyas; no soy demasiado exigente
y ser feliz para mí ya es suficiente.

miércoles, 13 de septiembre de 2017

Caminos por recorrer.

Llega la segunda entrada de septiembre. Una charla de David Perkins que, con su manera magnífica de expresarse, nos ilustra algunos caminos que tiene que recorrer la educación en la actualidad.

En seis minutos de discurso nos habla de la necesidad de un cambio educativo en dos esferas importantes de la educación; ¿cómo enseñar? (la metodología) y, una que suele ser olvidada, ¿qué enseñar? (los contenidos).

Compartiendo está visión con Perkins, desde hace algún tiempo me he centrado en descubrir ¿por qué tratamos de enseñar lo que enseñamos? Es decir, en la parte de ¿qué enseñar? Sin embargo, la tendencia educativa en los últimos años está centrada en conocer la metodología que consigue motivar a alumnado, pero ¿por qué tiene que aprender eso que se pretende que aprenda a toda costa? Nada más lejos de la realidad, me topo a menudo con el discurso que hace alusión al mercado laboral cambiante. Incluso Perkins, que aboga por un cambio, también nos habla de la necesidad de educar para el oficio. Esto me hace recordar a Nico Hirtt, que en su libro ‘Los nuevos amos de la escuela’ (libro de obligada lectura), nos dice que ya se ha llegado al punto que no debatimos si la escuela imparte un derecho o un servicio, sino que ya es considerada un “proveedor de ‘capital humano’ para las empresas”. ¿Esto debe ser así?

Más adelante, aparece el tema sobre la tecnología educativa, que tiene tantos detractores como defensores. Sin querer desvelar estos seis minutos, me parece muy interesante el punto que nos ofrece sobre ella: la creación de entornos virtuales, que nos permiten ‘estudiar conceptos en forma activa’. Por tanto, en mi opinión, posicionarse en contra del uso tecnológico como premisa, supone tomar una posición que limita nuestras posibilidades y las que nos ofrece algún que otro software, considerémoslas.

No te pierdas está entrevista, sólo 6 minutos: Entrevista a David Perkins

Lee, duda y escribe.

lunes, 4 de septiembre de 2017

No culpes a nadie.

Este poema alejandrino (14 sílabas por verso), que ya tiene algunos meses, sufrió distintas fases emocionales. Hasta llegado el punto de no tener claro si se trata de un poema alegre o melancólico. Así, el ego y la rabia salieron a relucir en estas palabras que son el retrato de meses de bajadas y subidas.

No culpes a nadie.

Algunos confunden tristeza con estar triste,
y llegan tarde a la fiesta y acaban siendo el chiste.
A esa gente: ‘no quieras estar, sino estuviste’.
Yo ya renuncié a sentirme mal por mis despistes.

Dame tus ‘buenos días’ y los ‘hasta mañana,
no me cambiéis los ‘hasta luego’ por un ‘adiós,
ni os venguéis con un ‘¿cómo estás?’ desde la ventana,
ya sabéis, sólo hace daño el que tiene los medios.

Resulta fácil ver la paja en el ojo ajeno,
pero nadie ve la cerilla, todos ven fuego.
Creéis que llegáis temprano, pero llegáis luego,
esperando a encontrar al más malo entre los buenos.

Ahogado en absurdas relaciones sociales
que saben lo que piensa el resto de los mortales,
pero no saben formar un pensamiento propio;
son rebaños, con la tecnología como opio.

Vendéis felicidad sin las posibilidades
y os delatáis con sonrisas en viejas postales.
Nunca fui bohemio, pero atesoré modales.
Mi vida también va entre mentiras y verdades.

Necesitáis más de una foto en cada posado.
La mejor de mis caras sin nada preparado.
No doy un buen perfil, pero estoy bien acompañado
nada como quedarse solo y ver quien hay al lado.

Vidas llenas de ornamentos, sois cuadros barrocos,
no me hace falta mostrar que vivo como pocos.
Recuerdo soñar con rapear ante los focos
y hoy un helado con mis sobrinos me vuelve loco.

Me costó comprender que lo que no acerca, aleja
y lo importante que llega a ser pasar de página.
El silencio es más eficaz de lo que imaginas
y el 'miedo a' siempre te sirve la muerte en bandeja.

De verdad, lo sabéis como yo, el presente es crítico,
los recuerdos de Facebook pueden ser trágicos.
'Futuro', la peli, con La Crisis que no muere
y tú no eliges lo que duele ni lo que quieres.

Como una bomba en explosión caí del tatami,
mas resurgí con la fuerza que tiene un sunami.
Olvidasteis que me adapto como un origami.
“Un fin es un principio”, dijo Ligth Yagami.

Estoy tan arriba que nunca entiendo vuestro odio.
Si cuido la autoestima y lo cuento en el folio,
no culpes a nadie del ego, lo construí yo.
En mitad del mar bravo hay pocos puntos de apoyo.

Como los Lakers, mucho tiempo reuniendo puntos,
mejor como Jimmy Liao, ‘no me preocupo.
Yo no digo las cosas claras, yo las escupo:
“vine a pasarlo bien, me da igual solo que juntos”.

lunes, 31 de julio de 2017

Aula del siglo XXI.

Hoy traigo una entrevista de Jaume Carbonell. Él nos habla sobre la escuela del siglo XXI. Antes me gustaría recomendar su libro ‘La Aventura de Innovar’, sin duda un libro necesario para cualquier docente del ámbito que sea.

La idea que albergamos de escuela o de aula sigue siendo una idea contextualizada en los años 50, en el que las cuatro paredes y la transmisión de información del docente a los alumnos era lo más característico. En cambio, Carbonell, entre otros, ya nos habla de la necesidad de cambiar este concepto. Movernos por situaciones más experimentales donde el aprendiz no sea un mero receptor memorístico de datos, sino capaz de aprender competencias y habilidades a través de esos conceptos.

En esta entrevista es resaltable la mención que hace hacía los medios como generadores de malas noticias, dando una sensación constante de caminar hacia al desastre pero que nunca llega al caos.

El nivel educativo baja (en España). Yo no comparto esa información, ¿Qué es el nivel educativo? ¿Saber muchas cosas? ¿De memoria?
Jaume Carbonell – 2015
Más adelante, entre otras otros, lanza un debate que lleva en auge varios años, se trata del posible incentivo a los mejores profesores. Esto es algo sobre lo que tuve la oportunidad de reflexionar tiempo atrás con un colega. Ambos llegamos a conclusiones similares, pero alejadas de la que propone Carbonell. Para nosotros nos resulta que dicho incentivo conlleva una apreciación del docente como técnico y no como profesional. De este modo, se premiaría no al docente que tome sus decisiones, sino a aquél que opte por realizar aquello que el estado considera que se debe incentivar. Además, pagar a los mejores implica que sólo unos pocos puedan llegar a ello, porque no todos pueden serlos. En definitiva, podría ser mejor incentivar a los que mejoran y no establecer una categoría de ‘mejores’.

Además de este debate, en esta corta entrevista podéis reflexionar acerca de otros grandes tópicos (acceso a magisterio, horarios, asignaturas, libros…) que son necesarios para seguir formando el aula del siglo XXI. No tiene desperdicio estos 7 minutos, así que ¡no te la pierdas! Aquí: Jaume Carbonell: Aula del siglo XXI

miércoles, 19 de julio de 2017

Camino desconocido de un lugar desconocido.

Y aquí estoy. Frente al papel como frente a la vida. Tan vacío, tan lleno, tan fácil de borrar y volver a escribir. Tan fácil de equivocarse. Las letras son los pasos, los movimientos, todos tienen retroceso o punto y aparte que nos permite avanzar hacía algún otro lugar. Durante el último lustro aparecen voces diciendo que la vida no da segundas oportunidades. Es verdad, da terceras, cuartas, quintas... Cada día es una. Cada palabra es otra. Pero vivimos con miedo.

El miedo nos detiene, nos mata y nos salva de peligros. Sin embargo, está en auge expulsarlo para poder adentrarnos en experiencias. Así, entre experiencias, silabas, letras, años y días, no nos damos cuenta que nuestros propósitos fueron decididos por generaciones dispares, aunque nos confundamos con ellos. El estrés y el agobio ya son una única moneda con dos cruces y ninguna cara que mantienes diariamente en tu bolsillo. Esa moneda que no quieres gastar, que conservas a toda costa, que prefieres sacar un billete antes que perderla. Y seguimos adelante, como yo con este papel rectangular dándole forma a base de deshilar círculos.

La realidad limita lo que hacer, no lo que sentir. En cambio, nos esforzamos en hacer. Pretendemos sentir lo que nos dicen que tenemos que sentir. Como si jugásemos con el ‘hacer’. Es esforzarse en juntar letras olvidando el papel. Vivimos como si entendiésemos el porqué, si es que lo hubiera, como si nuestro objetivo ya estuviese dictado, como si el papel estuviese escrito. Lo ha estado, pero no por nosotros. Parece que tenemos ese navío necesario para afrontar un camino desconocido de un lugar desconocido. De repente, nos vemos con tenis por el mar, andando por el cielo o volando a ras de suelo. Lo peor es que ni siquiera contemplamos las vistas.

La vida sigue su curso, llenándose de letras, de borrones y puntos y aparte. Dándose forma hasta que un día dejará de hacerlo. Seguimos haciendo y haciendo, esperando que, en otra vida, como si la hubiese, se jugase al sentir. Y algunos incrédulos de estas letras vacías dirán que, ‘¿qué más da todo este sinsentido?’ Ellos llevan haciendo años y años y quieren que tú también hagas, no vaya a ser que tú consigas sentir lo que quieres, haciendo aquello que quieres.

Mas, ¿a quién pretendo engañar? Si solo escribo sentimientos que navegan sin rumbo fijo, que se pierden en el papel porque no saben a dónde ir, ni saben por qué vinieron.

lunes, 10 de julio de 2017

La educación en la encrucijada.

Hoy traigo una entrevista a Mariano Fernández Enguita, en la promoción de un libro que sacó por marzo de 2016. El libro lo tenéis íntegro de manera gratuita aquí: La educación en la encrucijada.

No obstante, lo que yo quiero resaltar es la propia entrevista. Para empezar, me parece muy acertado dar valor al avance educativo que ha habido en España en los últimos 30 años. Se suele resaltar lo mal que estamos o lo mal que vamos, sin situar previamente de dónde se partía.

Dicho esto, más adelante sale a relucir un conflicto de conceptos relacionado con el ámbito educativo. ¿Educación, aprendizaje, escolarización? ¿De qué hablamos? Compartiendo la propuesta de Enguita, los debates suelen relacionarse más con la escolariazación, es decir, con la escuela, que con los otros dos conceptos. De hecho,  en mi opinión es importante dilucidar el para qué están las escuelas y, a partir de ahí, ir tratando los diferentes conceptos, ya que adquirirán matices diferentes.

Normalmente cuando se dice amor se quiere decir sexo y cuando se quiere decir aprendizaje o educación se quiere decir escuela.
Enguita – 2016

Más adelante, nos habla de algo que a día de hoy apenas veo debatir a los docentes: ¿qué contenidos hay que enseñar o tratar? ¿Debe hacerse del mismo modo que hace treinta años? ¿Quién o quiénes son los encargados de decidirlo? ¿Y quién debería de serlos? Enguita manifiesta que existe una lucha gremial entre campos de estudio en la que no prima las necesidades de la generación, sino el propio campo de estudio.
Lo que diferencia a una persona educada no es tanto qué cosas aprendió, sino como cultivó su capacidad de aprender(…).
Enguita - 2016
No tengo intención de desvelar la toda entrevista, que es muy interesante y corta, solo 11 minutos, así que no te la pierdas: Entrevista a Marino Fernández Enguita en La Aventura del Saber.

Lee, duda y escribe.

miércoles, 28 de junio de 2017

Más vale dar la lata.

Este poema, cuyo grueso lleva escrito desde febrero, no había encontrado el momento de soltarlo, de guardarlo en un lugar que no fuese en mi interior. Ahora una esquina de este blog, que comparto con quien desea acercarse a leer, será la que se encargue de soportar sus sílabas.

Trata de la falta de confianza, del deseo de alejarse del entorno, de querer olvidar el tiempo o de las noches en las que dormir está demás o de menos… pero se describe mejor leyéndolo.

Más vale dar la lata. Alejandrino (14 sílabas por verso).

Me deshice, por fin, de aquella vieja coraza,
que no de mi corazón que ya no me amordaza.
De trozos hizo trazas que cubrí con mi plaza,
le puse llave, y no hago caso a sus amenazas.

Anhelo no ser un olvidadizo ebrio errante
que no es capaz de pensar en nada ni un instante,
que no le importa ni lo urgente ni lo importante
y que nada de lo que él hace es interesante.

Pensé en amontonar cada piedra del camino
para construirme un enorme muro clandestino
y adornarlo con toques en lápices ‘Alpino’,
que está de moda alejarse de cualquier vecino.

Y es que ser parte del pastel es duro per se:
observar a través de la ventana y no verse
en el bodrio de sociedad que acabas de ver,
es oír sin escuchar lo que dijiste ayer.

Más vale pájaro volando que uno en la mano
y sueños por cumplir incluso después de anciano.
Se te hará tarde, aunque te levantes muy temprano
si lo que haces siempre te resulta cotidiano

Harto del todo vale que suena en mi cabeza,
que regresen las rejas con su delicadeza.
Tus quejas ya no dejarán de perder pureza
si la fuerza está en la razón y no en la certeza.

Di lo que quieras, pero la incoherencia mata.
"No es lo que diga, lo que hace es lo que le delata."
Si mientes, miente siempre, sino metes la pata
y, puestos a molestar, más vale dar la lata.